Las Calas de Roche

2 Ene 2025

Están situadas entre el puerto de Conil o Faro de Roche y la conocida urbanización Roche, destino hace años de famosos y políticos de nuestro país. En el término municipal de Conil de la Frontera, provincia de Cádiz. Son muy conocidas entre los veraneantes y la población autóctona del lugar, ya que son muy frecuentadas cuando salta el levante, el temido viendo de la provincia de Cádiz. Los acantilados te resguardan del viento y hace que apenas lo notemos.

Los gaditanos y veraneantes se refugian del viento en estas calas, de gran belleza y alto valor paisajista. Los días de levante debes ir muy temprano, sino te será muy difícil llegar y aparcar. Existen cuatro aparcamientos habilitados En verano, cuentan con los famosos «gorrillas», desempleados que por una propina cuidarán de tu coche.

Junto a cada aparcamiento encontrarás unas pasarelas de madera que te conducirán a unas escaleras para acceder a la playa. Notarás que el camino se te hace muy agradable, ya que disfrutarás del olor a mar y a enebro. La última de las calas, la más cercana al Faro de Roche es de difícil acceso. No existen restaurantes, ni bares ni ningún tipo de chiringuito cerca, por lo que debes de ir provisto de todo lo necesario para pasar un día de playa. La cala más cercana con chiringuito es la conocida como Cala del Aceite, una vez pasado el Puerto de Conil y cerca de la Fuente del Gallo.

Están situadas en plena naturaleza, sosegadas, impresionantes, íntimas y sorprendentes y a la vez acogedoras, e ideales para la libertad y la desconexión. Situadas bajo los espectaculares acantilados rojizos de la costa norte de Conil.

En algunas de ellas está permitida el nudismo, la más tradicional es la Cala del Tío Juan de Medina, lo que debes tener en cuenta si vas en familia. Por su belleza destaca la cala del Pato.

Si vas con niños, éstos deben tener cuidado al lanzarse al agua, ya que cuando baja la marea miles de rocas aparecen del mar, sin embargo, esto depende de las mareas durante el verano. Estar en las calas suele ser incómodo cuando sube la marea ya que queda muy poca arena para desplegar tus toallas e instalar tu sombrilla, de esta forma la playa se reduce considerablemente. Cuando la marea está baja, todas las calas se comunican entre sí, y podrás disfrutar de su belleza y esplendor.

Puedes disfrutar de la zona con un agradable paseo en bicicleta siempre utilizando los senderos señalizados.

Recomendamos visitar las calas al atardecer y disfrutar de las maravillosas puestas de sol, tanto desde la playa como desde los acantalidados. Volverás, no nos cabe lugar a dudas.